Cuando alguien no evoluciona, se le compara con un dinosaurio, porque se tiene la creencia de que estos lagartos terribles (es la traducción literal del griego dinosaurio), no evolucionaron, y por ello se extinguieron. Una vez más: nos encontramos ante una falacia, ante un mito que, de tanto repetirlo, se convierte en 'verdad' (Goebbels dixit). No es cierto: los dinosaurios perecieron en una catástrofe medio ambiental, en una hecatombe biológico que eliminó al 90% de las especies animales de nuestro planeta. Es lo que se conoce como la extinción masiva del Pérmico-Triásico, cuyas causas no se conocen todavía. Sólo se sabe que sobrevivieron muy pocas plantas (los hongos), muy pocos animales (una subespecie de sapos). En realidad, los dinosaurios, según los estudios científicos, fueron animales que evolucionaron mucho, que desarrollaron una gran altura para alimentarse de las planetas. Que fueron capaces de adaptarse a cualquier hábitat, a casi todos los nichos ecológicos terrestres. Se cree que eran animales muy ágiles e inteligentes que se diversificaron velozmente durante el Triásico hasta su extinción. Así que el dinosaurio no es como lo pintan.
El Fútbol Club Barcelona ha sido un dinosaurio que ha evolucionado rápidamente en los últimos años. Ha tenido que evolucionar para adaptarse a las circunstancias que lo rodea, ha tenido que cambiar las preguntas cuando los demás rivales ya se sabían las respuestas de las preguntas anteriores. Como he dicho varias veces, la 2010-2011 fue la temporada de Xavi, la temporada del control casi absoluto, el Barcelona ejercía un dominio abrumador sobre los demás rivales, sin embargo, ese control absoluto se perdió en Mestalla, cuando una presión asfixiante sobre Xavi impidió que el Barcelona pudiera desplegar su juego tan brillante durante los primeros 45 minutos (patadas aparte). Ese mismo año, es decir, al cabo de ese año, Pep Guardiola se dio cuenta de que la posesión tan abrumadora y tan pausada de Xavi no funcionaría siempre. Como un dinosaurio, tenía que evolucionar rápidamente. Precisamente por ello Pep insistió en el fichaje de Francesc Fábregas. A pesar de todos los pesares, Pep insistió en el fichaje de Fábregas, aún sabiendo que su readaptación no sería sencilla. Fábregas aceptó el reto más difícil de su vida. Pep sabía por qué traía a Fábregas: como digo, el dinosaurio blaugrana tenía que evolucionar.
La posesión del balón por medio de la pausa de Xavi ha sido, quizás, el mejor camino para lograr lo que tanto se desea en el fútbol: generar ocasiones de gol, y que no te generen. Ha dado a luz uno de los mejores equipos de la historia del balompié, sin embargo, el fútbol es un deporte tan dinámico, que esa fórmula dejó de ser tan efectiva un año, o año y medio después de alcanzar su cénit. Reitero que considero la posesión y la pausa de Xavi el mejor sistema jamás creado para jugar el fútbol, la pausa de Xavi ha sido una de las virtudes más eficientes en el fútbol, no obstante, cuando esa virtud se lleva hasta el extremo, se convierte en un defecto. El pensamiento ortodoxo puede conducir al inmovilismo.
En la Primer Guerra Mundial, las estrategias de las batallas planteadas llevaron a los contendientes a un inmovilismo absurdo: la guerra de las trincheras, que ocasionó un gran número de bajas. Pero en la famosa Batalla de Caporetto, entre el bando italiano y el alemán, se rompió la ortodoxia de las trincheras: después de varios meses de luchar frente a frente, permaneciendo ambos bandos inmóviles, los alemanes, comandados por el general Oskar von Hutier, decidió cambiar la estrategia de ataque: sus tropas se infiltraron en los puntos débiles del enemigo (previamente identificados), el resultado fue que derrotó a los italianos con suma facilidad. La importancia estratégica de salirse del pensamiento ortodoxo en momentos de bloqueo e inmovilismo.
Sin embargo, el problema es que hay mucha gente que es renuente al cambio, que tiene una muy acentuada resistencia al cambio. ¿Para qué cambiar lo que ha funcionado tan bien?, argumentan estas personas que no quieren evolucionar. Pues precisamente para eso: para evolucionar, para adaptarte a las nuevas circunstancias en un medio ambiente que es tan dinámico como el fútbol. Uno de los que parecían más reticentes al cambio era el periodista Martí Perarnau, sin embargo, creo que vistos algunos partidos de este Barcelona más vertical, menos pausado, se ha dado cuenta de las ventajas de este tipo de juego. Eso sí, no estoy de acuerdo con el apellido que le ha puesto a esta versión de Tito: no estoy de acuerdo, porque no creo que el Barcelona sea un equipo de velocistas, como sí lo es el Madrid. Es decir, la rapidez es una virtud, desde luego, pero el juego del Barcelona no utiliza la velocidad como el único recurso, sino como un recurso más.
No estoy de acuerdo con que el Barcelona sea un equipo de velocistas, es decir, jugadores que dependan demasiado de la velocidad. Nuestros jugadores utilizan la velocidad como un recurso más, pero también saben anotar goles, desmarcarse, eliminar adversarios, utilizando otros recursos, sobre todo la inteligencia táctica. Cosa que, por ejemplo, no tienen jugadores que sí son velocistas: como Cristiano Ronaldo o Ángel Di María, que siempre abusan de la velocidad. Y convierten la rapidez, que es una virtud, en las prisas, que son un defecto. Pero ninguno de nuestros jugadores incurre en el defecto de las prisas, del vértigo (quizás sólo Pedro, en ocasiones, es un pelín caótico). No, no estoy de acuerdo en que el Barcelona sea un equipo de velocistas. La rapidez de los Messi, Fábregas, Iniesta, etcétera, casi nunca ha sido un defecto, sino una virtud. Eso sí, por momentos, la pausa sí se convertía en un defecto, lo que ocasionaba que el equipo era muy previsible. Como digo, el pensamiento ortodoxo provoca el inmovilismo.
Pero incluso aquellos que todavía están renuentes a que Fábregas tome la batuta del Barcelona en vez de Xavi (caso de Perarnau), reconocen que en aquellos partidos que la presión del rival es muy asfixiante, esos partidos que se juegan en estadios pequeños, en los cuales el rival presiona mucho, en esos partidos en los que hay siempre dos o tres rivales encima del poseedor del balón, no importa si este es un delantero, o el mediocentro blaugrana, en estos partidos la movilidad, la dinámica y verticalidad de Cesc, que según sus detractores ocasiona el defecto del descontrol, se convierten en una virtud que permite al Barcelona salir desde atrás con rapidez y criterio a partes iguales. Amén de que se pueden aprovechar los espacios que ese rival deja en la retaguardia, habida cuenta de que ha presionado mucho en campo contraria. En estos partidos, la posesión no es lo más importante (58%), en estos partidos lo que importa es sacar el balón con rapidez de la zona de seguridad. Con rapidez y con criterio, como ha hecho Fábregas.
Todos los periodistas coincidieron en que Cesc Fábregas realizó un gran partido, por sus dos asistencias y su gol, pero más allá de eso, me parece que el gran mérito de Cesc es que leyó bien el partido, se recostó mucho hacia su banda derecha, la banda izquierda de la defensa rival, aprovechando que era el punto débil del rival. El Rayo atacó y defendió mejor por su costado derecho (el izquierdo de nuestro equipo), mientras que por la banda derecha, la linea del centrocampistas formada por Javi Fuego, Alejandro Domínguez y Franco Vázquez hacían aguas por el costado izquierdo de su campo (es decir, el derecho del equipo blaugrana). Las pérdidas de balón que concedió el Rayo fueron precisamente por la banda izquierda de su defensa, la banda derecha de nuestro equipo, por donde transitó mucho Fábregas (más del 30%). Fábregas, al igual que Xavi (recordad que la primera asistencia de Fábregas viene precedida de una pérdida del balón del Rayo, gracias a la presión de Xavi), leyó perfectamente el partido, y entendió que el punto débil del rival era su banda izquierda. Se infiltró por esa banda, como se infiltraban las tropas comandadas por Hutier, y el resultado ya es conocido por todos: dos asistencia de gol, una para Villa y otra para Messi. Esto es lo que más rescato de Fábregas: su habilidad para descubrir el punto débil del rival. (Claro que lo mismo hizo Xavi, pero bueno, no vamos a descubrir nada nuevo del de Terrasa.)
Así pues, no sólo cabe destacar el gol y las dos asistencias de Fábregas, sino su capacidad para analizar al rival, para encontrar los puntos débiles del rival, e infiltrarse en ellos por medio de conducciones o de pases. Asimismo, hay que destacar la fluidez y velocidad con la que Cesc tiró sus pases. Además, de que logró un alto porcentaje de acierto (61 pases buenos de 69, es decir, el 88% de acierto), un porcentaje muy bueno tomando en cuenta que Fábregas es muy vertical, es muy vertiginoso, es puro descontrol, como dicen sus detractores. Pues no está tan mal acertar un 88% de pases con la velocidad con la que Fábregas ejecutó sus pases en el estadio de Vallecas. Una velocidad que era necesaria para sacar el balón presto de la zona de seguridad. Una velocidad que era necesaria para evitar la presión asfixiante del Rayo, pero también para pillar mal parado a un equipo que presionaba tan alto. Con esa rapidez y precisión se evitan las pérdidas de balón, se evita que el rival consiga el balón en 3/4, y te haga mucho daño, pero también te beneficia porque puedes aprovechar los espacios que deja el rival en defensa: miel sobre hojuelas.
Sí, de acuerdo, el dominio sobre el Rayo Vallecano no fue abrumador, de hecho, el Rayo dominó hasta el minuto 18, pero fue por dos causas. Ya sabemos que el equipo blaugrana, casi siempre, le cuesta unos cuantos minutillos entrar en los partidos (defecto que se tenía desde el inicio con Guardiola, que se mejoró mucho en la temporada 2010-2011, pero que volvió un año después), la cuestión es que parece que el Barcelona necesita que pasen unos minutos para que el balón alcance la 'velocidad de crucero', por tanto, casi siempre sufre unos minutillos de descontrol en el inicio del juego (y también cuando el partido se detiene muchos minutos por una lesión grave, etcétera). Pero en esta ocasión, contra el Rayo, el dominio local duró unos minutos más, debido a un fallo del Barcelona: Song estuvo muy atrasado, en vez de defender hacia adelante, como hace Busquets, Song se replegó mucho, jugó prácticamente como tercer central, lo que le dio espacio al Rayo para jugar en 3/4 con relativa facilidad. Eso sí, el africano corrigió mucho sus defectos posicionales de los primeros minutos, su juego fue de menos a más. Lo que agradecieron mucho Xavi y Fábregas.
Escribí en uno de mis posts anteriores que Xavi no siempre fue el Xavi tan horizontal y pausado de la temporada ya citada. Escribí en mi post que el Xavi de la temporada 2008-2009, era un Xavi mucho más vertical, mucho más rápido, lo que ayudaba mucho a sacar el balón desde la base con mayor velocidad, y evitar que el rival te presione muy arriba. Pues contra el Rayo se vio esa versión del Xavi más vertical, más rápido, jugando casi siempre al primer toque, sin retener el balón. Con no mucha participación en el juego, pero sí contribuyendo mucho a la fluidez de la circulación del balón, cosa que necesitas como el aire cuando juegas en un campo pequeño y contra un equipo que te asfixia. Perarnau todavía está alucinando, todavía no cree lo que vio: una versión más tipo Fábregas de Xavi. Cosa que yo apunté aquí mismo y que recomendé como solución a algunos de nuestros problemas. (Perarnau debería leer mi blog, jeje).
El pensamiento ortodoxo provoca un bloqueo e inmovilismo cuando se abusa de él. Hay que encontrar otros medios para buscar la victoria. Ser más vertical y rápido desde la base te puede servir para partidos como el jugado en Vallecas (Perarnau escribió que Cesc no hacía falta contra el Celtic, porque no había espacios, yo discrepo: pues contra los escoceses vi dos problemas: 1.circulación lenta del balón, 2.ataque posicional muy estático; estos dos problemas te los puedes solucionar el dinamismo de Fábregas). En esos partidos en los que el rival presiona muy arriba, Fábregas puede funcionar para darle mayor rapidez a la circulación del balón desde la base, para infiltrarse en los puntos débiles del rival y aprovechar los espacios que deja en defensa (pues el fútbol es como una manta: si te tapas la cara, te destapas los pies, y viceversa). Me parece una buena solución, una vía alterna al pensamiento ortodoxo. ¿Y qué hacemos con el pensamiento ortodoxo, con la pausa de Xavi? Pues precisamente esas vías alternas, cuando funcionan tan bien como en Vallecas, benefician al pensamiento ortodoxo: si eres muy peligroso jugando más vertical y más rápido, los entrenadores rivales no volverán a plantearte una presión tan alta. Se echarán atrás por miedo a esa verticalidad tan peligrosa que has generado. Esto le dará tiempo y espacios a los centrocampistas blaugranas para tocar y tocar hasta que les dé la gana. Podremos jugar de nuevo con un ritmo más pausado: volverá el pensamiento ortodoxo, cuando estén funcionando perfectamente las vías alternas (que no hay que olvidar nunca).
Tenía ganas de escribir un post sobre Iniesta, aprovechando que se cumplen 10 años desde que debutara en el primer equipo, pero también me apetece escribir sobre el Balón de Oro, sobre los candidatos al Balón de Oro: ocurre que me he llevado una gran alegría, pues se ha incluido en la lista a Sergio Busquets, por tanto, mi siguiente post versará sobre mis candidatos para el Balón Dorado. El primero y el segundo lo tengo muy claro, el tercero debería ser Sergio, pero estoy seguro de que nadie, o casi nadie, pensará como yo. Qué mas da.