domingo, 30 de septiembre de 2012

LA TEORÍA DEL CAOS Y LAS TRAGEDIAS CON FINAL FELIZ

Escribí en mi anterior post que iba a buscar al cuarto hombre, el cuarto jugador que se posicionara como cuarto vértice de un rombo. Pues bien, lo encontré, y para mi sorpresa, ese cuarto hombre fue Xavier Hernández. En efecto, el jugador de Terrasa fue el cuarto hombre, en ese rombo hermoso que se formó en el primer cuarto de hora del partido contra el Sevilla, y que posibilitó una jugada muy bien trenzada que acabó con el disparo de Messi. Sí, fue un rombo que formaron Busquets en la base, con Messi por derecha, Cesc por izquierda, y Xavi como el cuarto hombre, como el vértice más largo del rombo. Fue una gran jugada, a pesar de que los cuatro vértices del rombo no estaban muy cerca, no obstante, lograron crear un vínculo posicional muy interesante. Me llamó la atención, desde luego, que el cuarto hombre, posicionado prácticamente como falso nueve, fuera Xavier Hernández. Y es que el Barcelona no jugó con el cuadrado mágico. No. 

    No, el Barcelona no jugó con el cuadrado mágico, no jugó con dos pivotes en la base, no jugó con el sistema táctico que venía utilizando regularmente: el 4-2-2-2. No, en este partido, el sistema táctico que más utilizó el Barcelona fue este: 4-1-3-2. Sí, sólo utilizó un pivote, un mediocentro que era Busquets, por supuesto, y que se colocó, como casi siempre en los últimos años, en el centro del campo, en el ombligo del juego posicional del Barcelona. Pero no tenía a sus lados a los dos interiores, no, en esta ocasión Xavi jugó prácticamente como tercer mediapunta, a la altura de Cesc y de Messi. 

      Mi sorpresa fue doble: primero porque no esperaba que el cuarto hombre fuese Xavi, segundo, porque esperaba el cuadrado mágico que Tito ha utilizado casi siempre. Pero no, contra el Sevilla utilizó una formación nueva, que de antemano me parecía una locura: jugar con un solo mediocentro y con tres mediapuntas. Es cierto que los tres mediapuntas bajaban de cuando en cuando hasta la base, a acompañar a Busquets, las más de las veces lo hacía Xavi, aunque también se retrasaban Fábregas y Messi. Si alguien me lo hubiera platicado antes del partido, si alguien me hubiera dicho que el Barcelona iba a jugar con un solo mediocentro y con tres mediapuntas, hubiera vaticinado un fracaso estrepitoso. Y sin embargo, los primeros 20 minutos en el estadio sevillista fueron de los mejores que he visto al Barcelona de Tito. Cosas del fútbol que nunca nadie podrá explicar.

    La Teoría del Caos es un conjunto de estudios científicos que tratan sobre sistemas dinámicos muy sensible a las pequeñas variaciones que pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, lo que que complica mucho la predicción a largo plazo. Esta teoría clasifica a los sistema dinámicos en tres tipos: estable, inestable y caótico. El estable es el que tiende hacia un punto, u órbita, gracias a la acción de un atractor. El sistema inestable se escapa de los atractores, mientras que el caótico tiene ambos comportamientos, existe un atractor por el que el sistema se siente atraído, pero también hay otras fuerzas que lo alteran. A mi modo de ver las cosas, ahora mismo el Fútbol Club Barcelona es un sistema caótico. 



Huelga decir que en la época de Pep Guardiola, el Barcelona era un sistema estable, muy estable, porque tenía un atractor periódico sobre el que giraba todo el juego blaugrana: por supuesto, me refiero a Xavi Hernández. Sin embargo, desde el último año de Guardiola a estas fechas que escribo, el Barcelona ya no se siente tan atraído por ese atractor periódico que era como el centro del péndulo de Foucault, no, ahora existen otras 'fuerzas' que atraen a todo el sistema: no sólo Cesc Fábregas, sino también Leo Messi. A mi modo de ver las cosas, el problema es que el Barcelona no sabe en torno de quién debe girar su equipo, cuál debe ser el atractor del sistema. Y esto puede ser muy problemático, porque puede convertirse en un sistema inestable, que escape a la atracción de todos los atractores. Es decir, que la fuerza de atracción de Messi, Cesc y Xavi no logre atraer al sistema, y lo desbaraten. O para decirlo con menos alarmismo: se disperse demasiado, tironeado por unos y otros.

     Así he visto muchos partidos de un tiempo a esta fecha: por momentos, el Barcelona es el mismo de siempre, recupera el balón de forma rápida, y lo distribuye con paciencia, con la meticulosa paciencia de un orfebre. Pero muchas veces, incluso Xavi es atraído por alguno de los otros atractores, y el vértigo y la dispersión campean a sus anchas en el juego blaugrana. Esta muy bien este cambio de ritmo, siempre y cuando, el vértigo y la dispersión se utilicen para descontrolar al rival, para desconcertar, para desajustar. Es lo que hacía Messi: rompía el sistema posicional y causaba estragos en las defensas rivales. El problema es que el vértigo y la dispersión, en muchas ocasiones, se están convirtiendo en una forma alternativa de juego, no en un recurso. 

     Contra el Sevilla vi este problema, vi un sistema caótico, que no sabe para quién juega, en el que, como digo, el mismo Xavi contribuye al vértigo y a la dispersión. Los jugadores están muy separados, lo que ocasiona que los pases tengan que ser muy largos y muy rápidos, por momentos, vertiginosos; en el resumen del primer tiempo vi un dato que me preocupó: el Barcelona perdió tantos balones como el Sevilla. Un dato preocupante, desde luego. 

     Las pérdidas de balón son preocupantes para cualquier equipo, provocan la taquicardia de cualquier entrenador y de todos los aficionados, pero en el caso del Fútbol Club Barcelona, una pérdida de balón es casi un suplicio, porque sabemos que la transición defensiva del Barcelona no es la mejor del mundo. No es que se defienda mal, simplemente, es que no se sabe defender en repliegue (excepto Puyol). El Barcelona es el mejor equipo, de largo, en el dominio de la segunda jugada, por su pressing tan alto y tan asfixiante, pero cuando este pressing falla, o no se realiza, todos los aficionados blaugranas tenemos el corazón en un puño. Sabemos que el rival nos puede marcar en cualquier contra. Y alguien me preguntará: ¿por qué no se realiza siempre ese pressing, habida cuenta de que somos, de largo, el mejor equipo en efectuarlo? Esa pregunta también me la hago yo, y sólo tengo una respuesta: el miedo. 

    Sí, el miedo. Considero que desde la derrota del Chelsea en la Champions, y precisamente porque el equipo inglés eliminó al Barcelona con dos contragolpes tan vertiginosos como fulminantes, el equipo blaugrana ha incubado un miedo terrible a la contra. Lo que ocasiona que no se presione hacia adelante, cuando se pierde el balón, lo que en realidad es la mejor forma de evitar las contras. El problema es que se tiene miedo a que el rival logre batir la línea de presión blaugrana, y este miedo, por supuesto, ocasiona que la línea defensiva esté muy atrasada, que el equipo esté muy alargado (en el segundo tiempo contra el Sevilla, observé una distancia de 40 metros entre Busquets y la línea defensiva: una barbaridad). La mejor forma para defender es achicar el campo, cerrar las líneas de pase rival, si corres hacia atrás, dejas un espacio muy grande entre líneas, en vez de cerrar las líneas de pase, las abres. Y dejas espacios muy grandes para que el equipo contrario bascule de un lado a otro, del lado débil al lado fuerte, o hacia donde tiene superioridad numérica. 

    Sí, considero que el Barcelona está desarrollando un medio terrible a las contras, lo que ocasiona que el equipo defienda peor. Correr hacia atrás con desesperación no es la mejor forma de atajar el problema, al contrario, lo recrudece. Lo que se debe hacer es presionar hacia adelante, como solía hacerlo el equipo blaugrana. Para ello, era indispensable que la defensa jugara más adelantada, más cerca de Busquets, para ello, era necesario el mejor Piqué, que cerraba los espacios entre líneas, entre Sergio y la linea defensiva, con una contundencia imperial (pues 'era' uno de los mejores líberos alemanes del mundo, y como stopper es bastante solvente). Sin embargo, en el gol del Getafe, cuando Diego Castro recibió a espaldas de Busquets, Piqué, en vez de presionar hacia adelante, corrió hacia atrás, a pesar de que estaba muy cerca de la frontal del área, a pesar de que lo acompañaba Montoya, a pesar de que ningún jugador rival se desmarcaba por esa zona. Yo tenía los ojos como platos: ¿qué lechugas le ocurre a Piqué?, me pregunté. Creo que es un problema de falta de confianza colectiva. 

    El Barcelona tiene que seguir presionando al rival como siempre, como hizo en los primeros minutos ante el Sevilla, con un pressing asfixiante hasta las barbas del portero rival. Es la mejor forma de evitar los contragolpes. El Barcelona tiene que seguir elaborando su juego con paciencia, sin miedo a que una pérdida de balón ocasione un contragolpe mortífero del rival. Yo me pregunto si el juego tan disperso y por momentos vertiginoso del Barcelona, es para alejar la pelota de Valdés, si es para evitar las contras tan peligrosas, pero es precisamente lo que está ocasionando demasiadas pérdidas de balón.

Aristóteles escribió en su Poética que algunas tragedias terminaban con un final feliz. En efecto, en algunas tragedias de Esquilo y de Sófocles, después de un largo sufrimiento, la peripecia final consistía en  un cambio de mala a buena fortuna. Así ocurrió el día de ayer en el campo sevillista, esperemos que los partidos como ayer sean una excepción, que esas tragedias que acaban en risas (como dijo Victor Hugo de Much ado about nothing), no ocurran más que en contadas ocasiones. A mí no me gustan demasiado las remontadas que sólo logran aquellos que juegan con el corazón, a mí me gustan más los partidos que se ganan con las neuronas. Se debe jugar con vértigo cuando sea conveniente, y hacer las pausas cuando se esté jugando con demasiado vértigo. Un jugador que sabe hacer esto a la perfección es Andrés Iniesta. Espero con ansias la vuelta a los terrenos de juego del 'Cisne de Fuentealbilla'. Me gustaría verlo en una foto, festejando un gol. 



    

miércoles, 26 de septiembre de 2012

BUSCANDO AL CUARTO HOMBRE

Existe un falso dilema inventado por los merengues según el cual su equipo es el más vertical del mundo, mientras que el Fútbol Club Barcelona es el equipo más aburrido del mundo porque sólo juega horizontalmente. Este dilema, en principio, es una falacia, porque el juego del Barcelona, el almacén de pases (Lillo dixit), ha logrado la friolera de 187 goles la pasada temporada. 13 goles más que el equipo más vertical del mundo. En realidad, como digo, es un falsa dilema, una falacia lógica, una dicotomía fraudulenta que, además, excluye la tercera opción, que, en realidad, es la que ejecuta el equipo blaugrana: el pase diagonal. 


     Sí, en ocasiones, los pases del equipo blaugrana son horizontales, pero esto ocurre porque los equipos contrarios ponen el autobús en la frontal del área, los murciélagos se cuelgan del larguero de una manera tan descarada, que hasta el mismísimo Maguregui sentiría vergüenza ajena. Y el Barcelona tiene que tocar más horizontal que de costumbre, para obligar la basculación del equipo contrario, mover a los rivales de un lado a otro como si fueran una hilera de patos de plástico en una bañera, hasta que ese vaivén líquido los desordene, los desajuste y dejen espacios libres para los pases filtrados de Xavi y cía. Encima, los merengues dicen que los árbitros deberían penalizar el juego 'horizontal' del Barcelona, como la regla de pasividad en el balonmano. Falso. Lo que los árbitros deberían penalizar son esas defensas de balonmano, prohibir a la segunda línea de mediocampistas acorazarse a la línea defensiva, prohibir la defensa tan atrasada como se hace en el baloncesto de la NBA.  

    Pero decía yo que el dilema de la supuesta horizontalidad del Barcelona, frente a la verticalidad del Madrid, es más falso que un billete de ocho dólares con la efigie de Rocky Balboa. No, el Barcelona no es horizontal, sino diagonal. Los pases del Barcelona son casi siempre diagonales. Y no es cuestión de gustos, sino de utilizar la inteligencia: el pase diagonal es mejor que los pases verticales y que los horizontales por estas razones: el pase diagonal es más seguro que el vertical, y avanzas más que con el horizontal. Con el pase diagonal puedes avanzar, conservando el balón. La verticalidad de los merengues sólo ocasiona un descontrol brutal, la pelota va de un lado a otro, sin criterio, como si fuera la pelotita de una máquina tragaperras de pinball. El juego vertical del Madrid, en la inmensa mayoría de los casos, es tan disparatado como el que harían 4 chimpancés en un futbolín. Pero bueno, a los merengues les gusta. Allá ellos. 

     Como vemos en este vídeo, el juego posicional del Barcelona consiste, precisamente, en generar líneas de pases diagonales para los compañeros. Para ello, siempre es necesario el tercer hombre, una de las señas de identidad del Barcelona. Pero, ¿qué es el tercer hombre? ¿Es un mito, una leyenda urbana? ¿El tercer hombre son los padres? Pues no, el tercer hombre es un jugador que propicia una segunda línea de pase diagonal. Pongamos un ejemplo sencillo: Xavi conduce el balón, otro jugador, digamos Iniesta, se desmarca y crea una línea de pase diagonal a la derecha de Xavi, pero otro hombre, el tercer hombre, digamos Messi, también se desmarca, creando una línea de pase nueva, también diagonal, a la izquierda de Xavi. En este caso, Messi es el tercer hombre, es el tercer vértice del triángulo. 

      Una de las claves del éxito de la era Guardiola fue, precisamente, la creación de estos triángulos que te generan dos líneas de pases diagonales. (La otra fue, por cierto, la verticalidad vertiginosa de Messi, que rompía y hacía añicos el almacén de pases, y que funcionó, en parte, porque era muy sorprendente.) Ese es el famoso tercer hombre: el que crea el triángulo. El problema es que ya no estaba funcionando como antes. Justo por ello, hay que cambiar el viejo mapa por uno nuevo. 


En mi post anterior, escribí sobre las variaciones tácticas que está implementando Tito en el esquema blaugrana, comenté que está rescatando el cuadrado mágico de Herbert Chapman, pero con una variante: la rotación. Yo acuñé el término: cuadrado mágico rotante. He aquí una foto tomada del partido contra el Granada en la que se muestra el famoso cuadrado mágico: dos pivotes, Xavi y Busquets, y dos interiores adelantados que son Fábregas y Messi. Y también comenté que cuando Xavi tenía el balón, Fábregas estaba muy alejado. Pues bien, en esta foto se muestra lo que yo comenté: el rombo girado que crean Xavi, Alves, Fábregas y Pedro, está muy alejado. Las líneas de pases son diagonales, sí, pero son muy largas, lo que ocasiona que el rival pueda interceptar los pases. 

     Desgraciadamente, el vídeo que enlacé en mi anterior post fue cancelado, es una lástima, porque en ese vídeo vi una cosa muy interesante: un rombo girado en el que había muy poca distancia entre los jugadores. Comenté en mi artículo anterior que a mí me gusta el cuadrado mágico, porque, precisamente, te permite crear esos rombos girados, en los que, en principio, tienes esas dos líneas de pases diagonales de los triángulos del guardiolismo, pero además, se genera otra línea de pase, una, que tal vez los rivales no estén preparados para defender, una que puede sorprender a los entrenadores rivales que ya han analizado hasta la saciedad los triángulos de Guardiola, esa línea de pase inesperada es... la vertical. 

     Sí, en efecto, el rombo girado te ofrece una línea de pase vertical hacia el CUARTO hombre, el que se desmarca para crear el rombo, ese cuarto hombre, el cuarto vértice del rombo girado que vi en ese vídeo, era Messi. Y lo curioso del rombo es que si Pedro hubiera tocado de primera a Alves, el brasileño tenía una línea de pase abierta: la vertical hacia el cuarto hombre, hacia Messi, y el argentino sólo tenía detrás un marcador, y el portero. ¿Verdad que era interesante? Pero como digo, Pedro no controló bien el balón, lo perdió, y después, incurrió en otro error: se aceleró y cometió una falta sobre el rival que poseía el balón, y que estaba en medio de un rombo blaugrana. Si Pedro simplemente hubiera presionado al rival, seguro hubiera recuperado el balón. 

        Para mí, el fútbol es muy sencillo: para atacar, tienes que crear líneas de pases; para defender, tienes que cerrar las líneas de pases del rival. Con el rombo, creas dos líneas de pases diagonales para todos los vértices, para los cuatro jugadores (y una vertical que puede sorprender a los rivales), pero además, si pierdes el balón, el poseedor contrario del mismo, casi siempre quedará encerrado dentro del rombo blaugrana: los cuatros jugadores presionarán al rival que posee el balón, le cerrarán todas las líneas de pase, y se recuperarán 9 de cada 10 balones. ¿Son guapos los rombos, verdad?

      En el vídeo que he enlazado en este post, se pueden observar algunos rombos, o romboides, uno de ellos está muy claro, en el minuto 2:36 del vídeo. Pero sobre todo, en la última jugada, en el gol de Messi contra el Panathinaikos, se formó un rombo girado en el balcón del área griega. En ese rombo hay cuatro vértices que lo forman: Messi, a su derecha está Xavi, a la izquierda del argentino está Iniesta, que es el tercer hombre, pero además, hay un cuarto hombre, que es Pedro, y que es fundamental para el desarrollo de ese golazo impresionante. Sí, en el guardiolismo también se creaban rombos, pero no se hacía de manera sistemática. 

      En un artículo de hace unos días, Martí Perarnau escribió que Tito y Xavi debían rescatar el viejo mapa, ese viejo mapa que ya ha sido muy estudiado por los rivales, que ya conocen los entrenadores rivales hasta la saciedad, y que ya saben cómo neutralizar. Yo no creo que se deba utilizar el viejo mapa, los triángulos del guardiolismo, el tercer hombre, yo considero que se debe evolucionar, que se debe dar un paso hacia adelante, creando los rombos blaugranas con el sistema táctico del cuadrado mágico rotante. Que Perarnau busque al tercer hombre, yo buscaré al cuarto hombre en el próximo partido contra el Sevilla. Espero encontrarlo varias veces y que nos proporcione muchas alegrías. 




sábado, 22 de septiembre de 2012

GAUDÍ, LA SAGRADA FAMILIA Y EL CUADRADO MÁGICO ROTANTE

Comencemos por el principio: un cuadrado mágico es una tabla o matriz en el que se disponen una serie de número de tal forma que la suma de los número por columnas, hileras y diagonales, sea la misma, esta cifra es llamada constante mágica. Crear un cuadrado mágico simple es muy sencillo, sólo debemos colocar una sucesión de números desde el 1 al 36, en 6 hileras y 6 columnas, escribiendo los números en bustrofedon, es decir, como una serpiente. La primera hilera consta de los números 1,2,3,4, 5 y 6; la segunda hilera: 12,11,10,9,8,7. Así se forman las 6 columnas y las 6 hileras. La constante mágica de este cuadrado mágico es 111. El truco de este cuadrado mágico es muy sencillo: la primera columna tiene un número menos con respecto a la segunda, y así sucesivamente, mientras que en la segunda hilera, la primera columna tiene un número más que la segunda, y también es sucesivo. Lo que se suma en una columna, se resta en la segunda. Así se logra el equilibrio. 


Hay muchas formas de configurar los cuadrados mágicos, consiste en crear fórmulas repitiendo patrones regulares. Así se han formado cuadrados mágicos muy famosos, como el de Durero en una de sus pinturas. También hay un cuadrado mágico en la fachada de la Sagrada Familia, un cuadrado mágico cuya constante mágica es el número 33. ¿Una alusión velada a los 33 grados del Rito Escocés de los masones? No se sabe, otros dicen que son los 33 años que vivió el hombre al que se dedica dicho templo. 



     Pero este no es un blog sobre arte, sobre matemáticas, sino sobre fútbol. No obstante, todos sabemos que en fútbol existe un cuadrado mágico que se ubica en el centro del campo. Antes que nada, hay que decir que este cuadrado mágico no lo inventó Vanderlei Luxemburgo, que es lo que mucha gente cree. No, lo cierto es que el cuadrado mágico lo inventó Herbert Chapman, el mítico entrenador del Arsenal de los años 30 del siglo pasado. Chapman creó uno de los sistemas tácticos más importantes y revolucionarios de la historia del fútbol, su sistema táctico era conocido como la WM, pues las líneas de sus jugadores formaban estas dos letras: la W la formaban los tres defensas y los dos pivotes, mientras que la M la formaban los dos interiores, o entrealas , y la línea de tres atacantes. Por dentro, se formaba un cuadrado mágico con los dos pivotes y los dos interiores (que en aquella época jugaban más adelantados que ahora, partían desde la línea de 3/4 hacia la portería). 

     Algunos equipos muy famosos utilizaron este famoso sistema del cuadrado mágico: entre ellos, los famosos húngaros del 54, en donde jugaban Czibor, Puskas, Kocsis, Higdekuti. Aquella célebre selección que era dirigida por Gustav Sebes, y que, entre otras cosas, otorgaba mucha movilidad a sus jugadores: el centro delantero, Kocsis, se retrasaba para pivotear, los laterales subían por las bandas. Fue el primer intento de lo que más tarde se llamaría el Fútbol Total. También jugaron con el cuadrado mágico el famoso equipo de River, llamado La Máquina, en el que jugaban Pedernera y Laburna, y en el que empezaba a brillar un jugador muy joven cuyo nombre era Alfredo, y cuyo apellido era Di Stéfano. También jugaron con dicho sistema táctico la Selección Brasileña del 58, en la que jugaban Didí, Garrincha, Zito, Vavá, Zagallo, Nilton Santos y un jovencito de 17 años que terminaría siendo más o menos famoso: Pelé.  

    En épocas más recientes, el cuadrado mágico fue 'reinventado' por Vanderlei Luxembergo. Lo utilizó, entre otros equipos, en el Palmeiras, con grandes jugadores como Rivaldo y Djalminha. Lo intentó también con el Real Madrid. En una entrevista realizada por el diario AS, Luxemburgo comentó que el cuadrado mágico nace con los ángulos mágicos, con el rombo girado. La intención es crear líneas de pase triangulares entre tres o cuatro jugadores, entre los cuales debe haber poca distancia. ¿Le suena familiar a alguien? Pues sí, se parece al sistema posicional con el que el Barcelona ha logrado múltiples éxitos. Pues ahora, literalmente, Tito Vilanova está implementando este cuadrado mágico, claro que con una novedad: las posiciones no son fijas, como no podría ser de otra forma en este Barcelona. Yo lo he denominado: el cuadrado mágico rotante. 

     Escribe Martí Perarnau que el Fútbol Club Barcelona está jugando con una noria por el centro, pero esto no es del todo exacto, pues contra el Granada, por ejemplo, yo vi a Daniel Alves intercambiando posiciones con Thiago: el hispano brasileño se abrió hacia la banda, mientras que Alves ocupó el puesto de doble pivote que dejó libre Thiago. Por lo general, el dibujo táctico del Barcelona ha sido un 4-2-2-2, con dos pivotes en el que se han rotado varios jugadores, los más frecuentes han sido Busquets, Xavi y Thiago, pero también han formado parte de la base del doble 5 otros jugadores como Song, el ya citado Alves, Iniesta, Fábregas, e incluso Leo Messi. Casi todos, excepto Song, también han ocupado algunas de las posiciones de los interiores adelantados. El problema es que el cuadrado mágico no ha funcionado, no siempre se ha formado ese rombo de cuatro jugadores que dan opciones de pases triangulares al poseedor del balón. (Hay que entender que ni el cuadrado mágico es perfecto, ni se forman siempre esos rombos perfectos, casi siempre tienen la forma de romboides, pero también de trapecios, trapezoides, etcétera.)

     He encontrado un vídeo muy interesante sobre los movimientos de los dos interiores del partido contra el Valencia que se jugó recientemente en el Camp Nou, esos dos interiores adelantados eran, como ha ocurrido mucho en este comienza de temporada: Cesc y Messi. En ese vídeo he encontrado algunos fallos que muestran lo que está ocurriendo en este comienzo de temporada: el cuadrado mágico no está funcionando, no se están creando esos rombos girados de cuatros jugadores que crean líneas de pases triangulares. A veces, sí, pero a veces, no. Y he encontrado la explicación de este fallo: como vemos en el vídeo, siempre que Xavi tiene el balón, Messi se retrasa para apoyarlo, mientras que Cesc Fábregas se adelanta. Digamos que Messi realiza un desmarque de apoyo, mientras que Fábregas realiza uno de apertura o de progresión. Todo bien está aquí: el problema es que Xavi rota su posición: a veces es pivote por la derecha, a veces, pivotea por la izquierda. Cuando pivotea por la derecha, se junta con Messi, cuando lo hace por la izquierda, la zona de Cesc, casi siempre está muy solo, debido, precisamente, a este fallo estructural: Cesc se aleja de Xavi. 

    Hay que observar en el vídeo dos jugadas: una ocurre en el minuto 1:19. Xavi está por la derecha, Messi se retrasa para apoyarlo, Alves y Pedro ofrecen una línea de pases triangulares. Como ven, se ha formado un rombo de cuatro jugadores que están muy cerca. Xavi tiene opciones de pase y toca a Pedro, quien, desgraciadamente, no controla bien el balón y lo pierde. No obstante, como vemos, se ha formado un romboide: Pedro pudo haber tocado a Alves, esté pudo haber pasado a Messi, quien tenía sólo un marcador, y una pradera por delante de ese marcador. En esta ocasión, el cuadrado mágico sí ha funcionado, a pesar del mal control de Pedro, se ha formado lo que Luxemburgo quería: opciones de pases triangulares, gracias al desmarque de apoyo de Messi y de Pedro, amén de que el desmarque de apertura de Cesc logra lo que tanto se desea: estirar la lona, generar un espacio muy grande por delante de Messi y de su único marcador. Lástima, digo, del mal control del canario. 

     El fallo estructural ocurre cuando Xavi recibe el balón en el pivote izquierdo, cuando tiene por delante a Fábregas. Hay que observar detenidamente la jugada que ocurre en el minuto 1:29. Como digo, Xavi recibe el balón, Cesc se adelanta, Messi se retrasa, pero el argentino está muy lejos de la posición de Xavi. Además, ni el lateral por izquierda, Adriano, ni el extremo, Alexis, apoyan a Xavi, quien tiene que girar sobre sí mismo, retener el balón unas décimas de segundos más que en la anterior jugada ya relatada, pues no ha encontrado el rombo, no ha encontrado a esos tres jugadores que le ofrecen líneas de pases triangulares. Xavi está muy solo, tiene que tirar un pase más largo. Y este es el problema que está ocurriendo con el cuadrado mágico: los jugadores blaugranas están muy desperdigados, razón por la cual, tienen que realizar pases más largos, con mayor riesgo de interrupción por parte de los rivales. Ha ocurrido durante este inicio de temporada en no pocas ocasiones. 

      Otro fallo que he visto es que los jugadores no están perfectamente coordinados: en el minuto 6:18, vemos que Xavi está muy adelantado, jugando como mediapunta, y tiene que recorrer medio campo para bajar al pivote, a pesar de que Messi está más cerca de esa posición. Además, se observa que Fábregas se retrasa unos metros, para cubrir la posición del pivote, pero no lo hace muy convencido, ni muy rápidamente. Es de entender que ocurran estos fallos, la 'coreografía' nueva todavía no está del todo bien ensayada. 

      Ahora bien, contra el Granada ha ocurrido muchas veces, sobre todo, en la primera parte, que los jugadores están muy desperdigados, que el interior que tiene que retrasarse para apoyar, no lo hace, lo que dificulta enormemente la labor del pivote que posee el balón. Claro que también ha ocurrido algunas veces,  en la segunda parte, con la entrada de Xavi, que los jugadores se han juntado para formar esos romboides que ofrecen líneas de pases triangulares, y las jugadas han progresado como solía ocurrir en la época de Guardiola. Desconozco si Tito sabe lo que está pasando, espero que sí. No obstante, contra el Granada esperaba una mejora en el sistema táctico-posicional del Barcelona que no ha ocurrido más que en contadas ocasiones (pero esto también ha sucedido en otros partidos, por las circunstancias ya analizadas). 

     A mí, personalmente, me gusta este cuadrado mágico rotante, me parece que puede generar ese fútbol de toque rápido, preciso y efectivo, pero hace falta realizar algunos arreglos en la sala de máquinas, hay que encontrar el equilibrio en los números, sumar y restar adecuadamente, como en los cuadrados mágicos matemáticos, para que la fórmula funcione a la perfección. Por el bien del equipo, espero que así suceda. 

     

miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL MAYOR FRAUDE DEL MOURIÑISMO

   Básicamente, existen dos formas de entrenar. La primera es la más sencilla, es utilizar la pizarra, indicarle al jugador lo que debe ser, cómo debe moverse para crear espacios, cuando está atacando, cómo debe apoyar a sus compañeros para cerrar espacios, cuando está defendiendo. Se entrenan los automatismos hasta la náusea: el talento y la libertad están prohibidos para estos entrenadores pragmáticos, esquemáticos. El más conspicuo de los técnicos pragmáticos, de pizarra, era Louis Van Gaal. El ex entrenador del Ájax es un caso curioso: era un revolucionario pragmático. En efecto, fue un técnico que revolucionó el fútbol a mitad de la década de los noventas, con su juego posicional (del que, en gran parte, es heredero el sistema de Guardiola), no obstante, a pesar de ser un revolucionario, es un técnico que detesta la libertad y el talento. Rivaldo y Riquelme podrían dar fe de mis palabras. El Ájax de Van Gaal era una máquina de jugar el fútbol, sí, una máquina, en el sentido más literal del término. 

   La pizarra de Van Gaal funcionó, desde luego, sin embargo no tuvo éxitos tan resonados en equipos diferentes, en los cuales tuvo fricciones con los jugadores talentosos. Su método era tan innovador como meticuloso, razón por la cual, el descontrol que genera la libertad creativa le hacía salir el corazón por la boca. Eso sí, con los chavales tan jóvenes del Ájax, su método era el idóneo, o casi. Los chavales muy jóvenes prefieren que el entrenador te diga qué hacer, y lo hacen, pues se sienten más cómodos, menos comprometidos. El problema surge cuando entrenas a jugadores que están acostumbrados a la libertad creativa. Además, el método tan esquemático tiene un problema: es previsible. Más temprano que tarde, los entrenadores rivales encuentran la forma de neutralizar los automatismos de esa máquina de jugar al fútbol, amén de que los jugadores no piensan por sí mismos cuando enfrentan una situación diferente, que no han entrenado. Los jugadores son máquinas que nunca evolucionan. 

     En el otro extremo, está el entrenador que les enseña a sus jugadores a jugar. Así de sencillo, y de complicado. Esta escuela de entrenadores tiene menos representantes, el más conocido, sin duda, es Marcelo Bielsa. El 'Loco' nunca entrena un mismo entrenamiento, todos los entrenamientos son distintos, Bielsa no enseña automatismos de pizarra a sus jugadores, les enseña a pensar. Los jugadores evolucionan, como es el caso de Javi Martínez, de Muniain, también Llorente ha mejorado mucho. Lo que se le enseña al jugador es a pensar, a tomar sus propias decisiones, se deja la libertad al jugador para decidir, se señalan sus errores y sus aciertos en la toma de decisiones. Este sistema tiene un fallo: cuando un jugador está cansado mentalmente, sus decisiones son incorrectas, y le faltan los automatismos entrenados durante la temporada para utilizarlos como un paliativo de su cansancio mental. Le ocurrió al Athletic en las dos finales que disputó no hace mucho: se decía que los jugadores estaban agotados. Sí, tenían cansancio mental, pero no físico (porque yo los vi correr como siempre, pero sin ideas). Los automatismos, pues, son un recurso necesario para mitigar el cansancio mental de los jugadores. 

     Como vemos, ambos sistemas de entrenar tienen sus pros y sus contras. Para mí, una de las claves del éxito de Pep Guardiola fue que utilizó las ventajas de los dos sistemas: sin duda, un equipo como el Barcelona, con un juego posicional tan revolucionario, tenía que entrenar mucho los automatismos durante los entrenamientos, para evitar los errores. Esa coreografía tan compleja como perfecta que muchas veces vimos del Pep Team, tenía detrás muchas horas de entrenamiento. No obstante, poner a correr como máquinas a jugadores tan talentosos como Xavi, Iniesta, Messi, hubiera sido un crimen de lesa humanidad. Guardiola no fue tan pragmático ni tan esquemático como Van Gaal, les permitió a sus jugadores la libertad para crear, para desarrollar su talento. Fue, además, un técnico que ayudó a sus jugadores a progresar, a evolucionar. Lo que evolucionaron jugadores como Xavi, Iniesta, Messi, Busquets, bajo la batuta de Guardiola, daría para escribir un libro. Como digo, una de las claves del éxito de Guardiola fue tender un puente entre la anarquía racionalista de Bielsa y el pragmatismo revolucionario de Van Gaal. 

     Sin duda, podemos decir que el técnico que deja a sus jugadores la libertad para crear, para pensar, es un técnico que asume más riesgos, es un técnico más valiente que aquel que sólo confía en la pizarra, sólo en la pizarra y nada más que en la pizarra. Mourinho pertenece al grupo de los entrenadores temerosos que anteponen los automatismos a la libertad creativa. Pero es un técnico doblemente timorato: puesto que los automatismos que más entrena son los defensivos. Realmente, en los tres años que lleva dirigiendo en la Casa Blanca, casi no he visto buenas jugadas en ataque del Madrid, jugadas ofensivas bien trenzadas, bien elaboradas. Mourinho es un técnico cobarde por partida doble: le entrega la pelota al rival, pues él no quiere asumir riesgos, y pasa las horas en los entrenamientos contrarrestando los peligros que puede generar el rival. Su cientificismo barato coarta la libertad y la espontaneidad de sus jugadores, sus jugadores no evolucionan ni un ápice. Con otro técnico, Özil y Benzemá ya serían unos cracks contrastados, mientras que en el Moudrid son transgresores sospechosos de querer jugar bien al fútbol. Al Míster Excusas sólo le importa que progrese uno de sus jugadores: Cristiano 'Forrest Gump' Ronaldo. Y visto el partido de ayer, sobre todo la primera parte, Ronaldo ha progresado más bien poco, casi nada. Yo considero que Marcelo podría jugar mejor de mediapunta que el narciso portugués. 

    Mourinho es un adolescente que necesita reafirmar su personalidad tan deleznable: justo por ello, casi siempre saca a relucir sus títulos. Tiene titulitis, le espetó en la cara el gran Manolo Preciado. Pues esta obsesión por ganar títulos tiene como origen una mentalidad de adolescente que necesita construir su personalidad, su carácter, necesita ganar para sentirse superior a los demás, porque tiene un complejo de inferioridad. 'Gano, luego existo' es la filosofía barata del técnico portugués. Además, sus títulos obtenidos en varios países tienen un truco: como he dicho, es un técnico esquemático, por tanto, previsible. Esta es la razón por la que tiene que emigrar a otros países, donde lo conocen menos, donde lo han estudiado menos. El fútbol es engaño, pues, y es más fácil engañar a quien no te conoce, a quien no te ha analizado con profundidad. Esta es la razón por la que Mou viaja de un país a otro, después de cosechar éxitos en pocas temporadas (nunca ha ganado tres ligas consecutivas en el mismo país, como sí logró Guardiola, para mí, esto tiene más mérito). Mou es un técnico pragmático que desarrolló una 'receta' para ganar, una receta que no sólo es rácana y cobarde, sino que es la misma. Una receta que sólo requiere algunos mecanismo muy sencillos: atacar al poseedor del balón y a sus posibles receptores, amén de recurrir a las faltas tácticas para cortar la fluidez del balón. Para ello, necesita de jugadores tan disciplinados como máquinas. Ahora bien, para que su misma receta funcione ha tenido que viajar de un país a otro, como esos charlatanes de feria que vendían productos 'mágicos': el elixir de la juventud, del amor, engaños que eran tan chapuceros que obligaban a los charlatanes a trasladarse de un pueblo de pueblo. Sólo hace falta escuchar una rueda de prensa del señor Mourinho para darse cuenta de lo que es: ¿un entrenador de fútbol, o un charlatán de feria? Sus comentarios no pasan de la categoría de tertulia intrascendente de bar.

    Para triunfar en una misma liga, en un mismo país, durante varios años seguidos, como ha hecho Guardiola, tienes que reinventar tus ideas en ataque, tienes que evolucionar, tienes que buscar y hallar las variantes tácticas para engañar a los entrenadores rivales que te han estudiado hasta la náusea. (Una parte importante para esta reinvención de la táctica son los fichajes, Guardiola bien que lo sabía). Pep se fue reinventando a sí mismo, cada año nos sorprendía con muchas y muy interesantes variaciones tácticas, amén de que propició el desarrollo de sus jugadores, la evolución de sus jugadores hicieron que el juego del Barcelona fuera muy impredecible. ¿Podrá el Míster Excusas reinventarse a sí mismo para ganar muchos títulos en un mismo país, con un mismo equipo? ¿Podremos algún día ver un buen partido del Real Madrid, un partido en el que, de principio a fin, el equipo al completo emplee un toque criterioso en cualquier zona del campo, como hace el Barcelona? El día que yo vea a un equipo de Mourinho jugar bien al fútbol, acudiré rápidamente con un psicólogo, digo, para descartar las alucinaciones.

    El Míster Excusas tiene muchos títulos que ha cosechado en varios países, la duda que tengo es si ha viajado de un país a otro, para aprender nuevas cosas, para evolucionar, o simplemente porque tenía que hacerlo, porque sabe que su 'receta' no va a funcionar siempre en el mismo país. ¿Su periplo tan itinerante es, pues, una virtud, o una necesidad? ¿Tendrá Mou el talento para ganar muchos títulos con el Real Madrid, en el mismo país? ¿Tendrá el talento para reinventarse, para evolucionar como técnico, y que sus jugadores evolucionen, a fin de que su juego no sea tan previsible, a fin de que su juego abandone la cómoda mediocridad en la que habita? Visto el partido contra el City, en el que el Madrid 'jugó' a lo mismo de siempre (es más aburrido que ver repetida una partida de ajedrez a cámara lenta), pues casi puedo afirmar que el Míster Excusas NUNCA podrá ganar muchos títulos con el mismo equipo, como sí consiguió el gran Pep. Mientras tanto, yo seguiré pensando que Mourinho es un técnico mediocre con más éxito del que se merece. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿TIENE EL BARCELONA MESSIDEPENDENCIA?

      Antes que nada, quiero aclarar que Messi es el mejor jugador que he visto sobre un terreno de juego. Nadie tan bueno como Messi para el ataque, nadie tan bueno como Messi para conducir el balón de medio campo hacia adelante. Nunca había visto a un jugador conducir el balón con tanta velocidad y con tanta precisión. Ni siquiera al mejor Maradona. Todos sabemos que es el atacante más desequilibrante que hay en el mundo, es el delantero más desequilibrante de los últimos tiempos, y quizás el mejor goleador de todos los tiempos. Sí, de acuerdo, Pelé marcó una barbaridad de goles, pero en una época en que se marcaban el doble de goles que ahora. Para mí, Messi es el goleador más completo que he visto en mi vida, pero además, su inteligencia para jugar al fútbol es superlativa. Compararlo con Cristiano 'Forrest Gump' Ronaldo es un insulto a la inteligencia. 

      Negar que Messi es muy importante para el ataque del Barcelona sería una necedad, pero desde el partido de ayer, es decir, desde hace algunos meses, me he preguntado si Messi también es importante para la posesión del balón. Sobre todo, para la posesión adelantada del balón, para establecer una larga posesión del balón casi en la frontal del área enemiga, sin que el rival tenga, prácticamente, opciones de contrataque, pues está completamente agazapado dentro del área. Muchos aficionados hemos visto a los rivales del Barcelona metidos en su propia área, sin poder salir de su campo, sin dar tres pases seguidos. Pues bien, desde hace meses me pregunto qué tan necesario es el argentino para la posesión del balón en campo contrario, y con el partido de ayer, mis dudas aumentan: ¿también necesitamos a Messi para conservar la posesión del balón muy lejos de la portería de Valdés? 

     El partido contra el Getafe era un partido trampa, se dijo, debido al Virus Fifa, al campo 'maldito' del Getafe. La cosa no pintaba bien, máxime, porque Tito decidió dejar a Messi en el banquillo. No obstante, el partido se desarrolló con bastante placidez en el primer tiempo. El Barcelona controló el balón con bastante solvencia, gracias a la asociación que se formó entre Thiago, Busquets y Xavi. Los tres se asociaron perfectamente, no sólo a través del balón, sino también sin él, intercambiando posiciones: en principio se jugó con un doble pivote de Thiago y Busquets, con Xavi jugando como un falso enganche, pero, como digo, los tres intercambiaron posiciones sin que se notaran errores posicionales alarmantes. Cosa que sí ha ocurrido con Fábregas e Iniesta, a quienes he pillado algunas veces corrigiendo su posición. (Hay que tener en cuenta que estamos a principios de temporada, que Tito está cambiando el dibujo táctico, con un doble pivote, por tanto, los automatismos de la 'coreografía' blaugrana todavía no se realizan adecuadamente.) 

    A pesar de que Tello perdió varios balones tontos en el medio campo (amén de que falló dos goles cantados, porque no engaña a los porteros antes de disparar a portería), el Barcelona tenía controlado el partido, no obstante, el control no era abrumador, la posesión del balón no se estableció muy adelantada en el campo del equipo getafense, y eso que, como digo, nuestros centrocampistas estaban jugando bien, asociándose bien en la base, fue el mejor partido que le he visto a Xavi con el Barcelona desde hace siete meses. No obstante, algo fallaba para establecer la posesión del balón lo más lejos posible de nuestra portería. Y no era por falta de un escalón, me explico: para batir líneas conservando la posesión, es necesario que un jugador se sitúe entre líneas, en una posición flotante entre la defensa y el medio campo rival, y sirva de apoyo para que alguno de nuestros centrocampistas (casi siempre es Xavi), pueda batir esa línea, conservando el balón, por medio de paredes y de pases entrelíneas. ¿Faltaba ese hombre entrelíneas, ese 'escalón' que ayudara a Xavi a 'subirse' hasta el balcón del área? Estaba Cesc, jugando entrelíneas, realizando una buena labor, el partido contra el Getafe fue uno de los mejores que le he visto a Cesc, y sin embargo, ni teniendo una base con Thiago y Busquets, con el mejor 'escalador', Xavi, con un buen jugador entrelíneas, Fábregas, que se asoció bastante bien con Xavi, se lograba empujar al rival hasta su portería... ¿Faltaba Messi? 

    El problema más grave ocurrió en el segundo tiempo: el Barcelona no controlaba el balón. La pelota no fue de nadie durante los primeros 15-20 minutos. ¿Se echaba en falta la presencia del entrenador en el banquillo para corregir los errores? Probablemente, sí. ¿O fue un mérito del rival, que adelantó líneas? Probablemente ese descontrol del balón se originó por múltiples circunstancias, pero el remedio de Tito fue muy sencillo: meter a Messi. El mensaje de Tito me pareció muy claro: estoy perdiendo el control del balón, por tanto, necesito a Messi para conservarlo. Era fácil imaginarse que Tito realizara ese cambio, si el marcador hubiera sido desfavorable para el Barcelona, o al menos, si el marcador hubiera estado en tablas, pero el marcador era favorable a nuestro equipo, que también generaba ocasiones de gol. A mi entender, lo que le preocupaba a Tito era el descontrol del balón, y la solución no era otra que Messi. ¿El argentino también es necesario para la posesión del balón? 

    Con la entrada de Messi se logró tener una mayor posesión del balón en el campo del Getafe,  a los pocos minutos de la entrada del argentino, el Barcelona logró hilvanar una de sus posesiones más largas (minuto 63), un rondó en toda regla, a pesar de que la presión del Getafe fue más intensa. Además, cabe recordar la jugada del tercer gol, en la que uno de nuestros centrocampistas (¡ojo, no fue Xavi, sino Busquets!), batió la primera línea de los azulones por medio de una conducción para plantarse prácticamente en el balcón del área getafense. Busquets se apoyó en Messi para permanecer con la posesión lo más lejos posible de la portería de Valdés, no fue una posesión demasiado larga, pero sí muy efectiva, gracias a que Busquets abrió hacia la banda para propiciar la entrada de Montoya. (Buen partido del canterano, parece que tenemos un muy buen lateral para el futuro. )

    Una de las claves del éxito del Barcelona han sido esas largas posesiones del balón lo más lejos posible de la portería de Victor Valdés, con lo cual, por supuesto, evitamos las tan temidas transiciones defensivas-ofensivas de los rivales, evitamos que el rival nos ataque, pues tiene a casi todos sus jugadores agazapados dentro del área (y la recuperación del balón, por medio de la presión intensa es más fácil), evitamos que el rival aproveche el espacio que hay entre los centrales y el mediocentro, espacio que cubría muy bien Piqué, cuando estaba en su mejor nivel, pero que en el partido de ayer, en el gol del Getafe, Piqué demostró que no está todavía en su mejor nivel (ya hablaré de Piqué en otra ocasión, sólo hay que fijarse que en el gol del Getafe, el que sale a realizar la función de stopper fue Mascherano, no Piqué, a pesar de que la conducción de Diego Castro partió de la zona de Gerard, quien corrió hacia atrás, madre mía..) Eso sí, cabe señalar que el gol del Getafe ocurrió cuando Messi estaba dentro del campo, pero fue una jugada contingente. 

     La pregunta es si también dependemos de Messi para establecer esa posesión del balón lo más alejada de nuestra portería. La pregunta es si alguno de nuestros mediocampistas sería capaz de 'empujar' a los equipos rivales hasta su portería, sin la presencia intimidatoria del argentino. Es la duda que tengo. Duda que ha alimentado un comentario que realizó Martí Perarnau sobre el partido de la Supercopa contra el Madrid: afirmó que el Madrid, en el segundo tiempo, se echó para atrás, entre otras cosas, por el factor Messi. ¿Es tan bueno el argentino para amedrentar el solo a un equipo tan poderoso, que jugaba en su estadio, y encima con un jugador más? Yo no sé si tenemos messidependencia, a veces, pienso que sí. La cuestión es dilucidar si se trata de un error, de una carencia estructural del Barcelona que tiene que ser subsanada por nuestro entrenador. ¿O simplemente es congruente que el mejor jugador de la historia sea un factor tan importante en el mejor equipo de la historia? 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA VERSIÓN 2.0 DEL TIKI-TAKA




      Antes que nada, quiero aclarar que, para mí, Xavier Hernández es uno de los mejores constructores de juego que he visto en mi vida. Creo que su inteligencia para jugar al fútbol no desmerece en nada a la de grandes jugadores como Platini y Zidane. No obstante, todos estamos de acuerdo en que los mejores días de Xavi han pasado ya. Debido a las lesiones, a la edad del jugador, creo que ya no podemos esperar mucho de Xavi, lo inteligente es ya no esperar mucho de él. Quizás me equivoque (ojalá), quizás Xavi resurja de sus cenizas para volver a ser el grandísimo jugador que era hasta hace no mucho tiempo, no obstante, yo creo que es momento de prepararnos para vivir sin Xavi... 

     Y entonces, ha surgido el siguiente debate: ¿quién podrá sustituir a Xavi como el constructor del juego blaugrana, como el gestor del juego posicional del Barcelona? Antes que nada, hay que decir que Xavi es irreemplazable, no obstante, debemos buscar un jugador que tenga un perfil parecido a Xavi. En principio, se pensó que Fábregas sería el mejor sustituto para gestionar el juego posicional del Barcelona post-Xavi, pero, por el momento, está visto que a Fábregas le falta mucho para reemplazar a Xavi. Se ha pensado también en Thiago y hasta en Sergi Roberto, pero me parece que ambos todavía están muy verdes para manejar los hilos del Barcelona... ¿Hace falta, entonces, fichar a alguien para que 'reemplace' a Xavi? La respuesta es muy sencilla: no. No, porque tenemos a un jugador de características muy similares a las de Xavi: Sergio Busquets.

      No es un clon de Xavi, desde luego, pero yo creo que Sergio es lo más parecido que hay a Xavi, no sólo en el Barcelona, sino en todo el mundo. Sergio ha jugado muchos partidos al lado de Xavi, ha sido compañero de viaje de Xavi, ha sido el jugador que ha estado, casi siempre, más cerca del maestro de Terrasa. ¿No es lógico que sea Sergio Busquets, quien lo reemplace? ¿No es, acaso, Sergio, el discípulo más aventajado del maestro? Yo estoy seguro de que Sergio cubre el perfil idóneo para reemplazar a Xavi; si alguien tiene alguna dudas sobre las virtudes de Sergio, algunas de ellas las podemos observar claramente en este vídeo

     Sergio Busquets es fútbol, es la inteligencia del fútbol. Cuando no tiene el balón, Sergio siempre está buscando el mejor lugar para incomodar la marca, para crear líneas de pases, para crear espacios. Darle el balón a Sergio Busquets es como meterlo en la caja de seguridad de un banco suizo. Cuando está de espaldas a la portería contraria, una tentación para los rivales que no pueden resistir, Sergio recibe el balón, gira sobre sí mismo, y se deshace de sus dos marcadores en un solo movimiento. De tal guisa, una situación muy peligrosa para nuestro equipo, se convierte en un santiamén en una jugada de peligro para el equipo contrario, pues se bate una línea con una rapidez pasmosa, y coge desprevenido a todo el equipo contrario, que no espera ese resultado, sino el contrario: la recuperación del balón. Y encima, el que tiene el balón es un jugador con una visión periférica escandalosa. Miel sobre hojuelas... 

      Sergio Busquets es sin duda el mejor mediocentro defensivo del mundo, su rapidez para dominar la segunda jugada es realmente impresionante, muchas veces, recupera el balón como si estuviera jugando contra juveniles. Sergio es capaz de descubrir un rebote antes de que se produzca, es capaz de anticipar el pensamiento de los rivales, corre para recuperar el balón décimas de segundo antes de que se pierda. Es un formidable lector de la situación, razón por la cual, es ideal para la blitzkrieg, es decir, para la recuperación intensa del balón que no debe durar más de seis segundos (Guardiola dixit). No es un jugador muy rápido, no,  pero siempre mide perfectamente el tiempo y la velocidad de los cruces, además, tiene la otra velocidad, la que es más importante, la velocidad de la inteligencia: la intuición.  

     Sergio tiene inteligencia para elegir la mejor opción y una visión instantánea de juego: sabe cuándo hay que retener y cuándo hay que soltar el balón, sabe cuándo hay que jugar en corto y cuándo hay que jugar en largo, sabe cuándo hay que ser horizontal para ser profundo, siempre  pone el balón en el lugar en que sus compañeros lo desean (preguntarle a Messi), toca mucho el balón, pero lo retiene poco, siempre imprime al juego la velocidad justa, amén de que sabe engañar, siempre está mandando mensajes falsos hasta el último instante, para finalmente sacarse un pase profundo de la chistera (como se puede ver en el vídeo). Su asociación con Messi es realmente prodigiosa. Sergio ha aprendido las tres virtudes más valiosas de Xavi: conservar siempre la posesión del balón, batir líneas con pases y paredes, y buscar a Messi (el argentino sobre todo ayuda mucho a realizar la segunda labor, el batir líneas, pues Messi realmente es de los mejores jugadores, o el mejor, en saber cómo jugar entre líneas). Para describir a Sergio sólo hacen falta tres palabras: inteligencia de fútbol. 

     Yo considero, pues, que nadie mejor que Sergio para coger el relevo del gran maestro, del gestor del juego posicional del Barcelona, nadie mejor que Sergio para conservar la posesión del balón al mismo tiempo que se baten líneas hasta la portería rival. Eso sí, hay una faceta de juego que Sergio debe mejorar urgentemente: el gol. Por lo demás, me parece que Sergio no sólo puede igualar sino también superar al maestro.